La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos (Roma) aprobó y autorizó la Misa Propia y la Oración oficial del Primer Santo Paraguayo
El Vaticano aprobó y autorizó la Misa Propia y la Oración Oficial de San Roque González de Santa Cruz
La Comisión Episcopal de Liturgia de la Conferencia Episcopal Paraguaya ha lanzado un material que contiene la Liturgia de las Horas y la Misa Propia de San Roque González de Santa Cruz y Compañeros Mártires.
Este oficio propio de la fiesta de San Roque González fue aprobado recientemente por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos (Roma); en tanto que la Misa propia de los Mártires del Paraguay recibió la aprobación de la Santa Sede en el año 1990.
La distribución del material está a cargo de la Conferencia Episcopal Paraguaya y puede ser adquirido en las librerías católicas de nuestra capital.
La Liturgia de las Horas es la oración oficial de la Iglesia, oración de alabanza e intercesión para santificar el día entero en determinadas “horas”, especialmente a la mañana (Laúdes) y al caer la tarde (Vísperas). Esta liturgia es rezada por todos los obispos, presbíteros, diáconos, religiosos, religiosas, y laicos.
El oficio de los Santos Mártires del Paraguay contiene elementos propios como antífonas, responsorios, lecturas breves y largas, tomados de la homilía de Su Santidad Juan Pablo II durante la canonización de San Roque González; de las cartas de San Roque González, de la misa propia, de textos evangélicos y de varias hagiografías.
El material contiene también himnos creados por compositores paraguayos, letanías del santo y biografía de los mártires del Paraguay.
Roque González de Santa Cruz es el primer y gran santo paraguayo. Sacerdote misionero de la Compañía de Jesús, junto a Alfonso Rodríguez, es martirizado en 1628, en la reducción de Todos los Santos del Caaró que él mismo fundó. Juan del Castillo sufriría el martirio dos días después. Roque, Alfonso y Juan fueron beatificados en 1934 y canonizados por el Papa Juan Pablo II en 1988.
Asunción, 19 de agosto de 2009
OFICINA DE PRENSA DE LA CEP